Vibración Empática

Una consulta muy frecuente, cuando no una queja desesperada, ha sido siempre la vibración de los bordones de la tarola, producida por otros instrumentos o por una parte distinta de nuestra batería.

Comenzaremos diciendo que la bordonera no se mueve sola, sino en consonancia con la vibración del parche inferior de la caja. Mientras más delgado sea éste, la resonancia de la tarola se reduce y el parche absorbe más ondas sonoras, se mueve, y con él los bordones.

Si no lo leyeron aún, les recomiendo mi artículo Sonido para Bateristas

Pero el parche inferior no sólo se mueve por las ondas sonoras que se generan por el impacto de nuestras baquetas contra el batidor, sino por cualquier otra frecuencia que, por angas o por mangas, lo pueda hacer vibrar.

Dado que al tensar el bordonero le das una cierta nota musical, este parche queda expuesto a verse excitado con la misma nota o una muy próxima a ella, sin importar su procedencia. Este fenómeno se conoce como Vibración Empática.

No es simpática ni parasimpática, pero tiene mucho de antipática

Hay varias formas de reducir este efecto, al menos parcialmente, que puedes emplear en forma aislada o combinada.

En primer lugar, la mayoría de los quejosos hacen alusión al momento de estar practicando, puesto que en tal circunstancia se encuentran solos con su instrumento. Queda claro que la causa debe hallarse en su propia batería.

Hay que buscar la fuente del sonido, que generalmente está en alguno de los tambores, que pudiera haberse afinado en la misma nota que el parche bordonero. La solución es muy simple, y consiste en cambiarle la afinación al tambor responsable, pero prestándole especial atención a la caja y nuestros tomes más pequeños, que son los más agudos.

Las frecuencias altas son siempre las que más armónicos generan

En efecto, hasta el propio parche batidor de nuestra tarola puede ser la fuente del buzz, especialmente si está afinado con la misma nota que el parche inferior.

Como sabemos, el parche superior debe estar un poco más suelto que el resonante, de suerte que ofrezca una nota más grave. Fíjense en la distancia entre ambas notas, y traten en lo posible que se guarden un intérvalo de Quinta Justa o de Séptima Menor, que son los que menos empatía producen.


Conviene asimismo angular discretamente los tomes, para que las ondas que salen de sus cascos no contaminen la proximidad de tu tarola. Del mismo modo, cersiórense que ninguna otra pieza esté en contacto directo con la caja ni con el atril que la soporta.

Lo segundo es reducir la vibración de la bordonera tensándola un poco más. Si con eso no te alcanzara, puedes soltar un poco más el parche inferior para que se abombe y adhiera más a los bordones.

Ambas medidas persiguen lo mismo: quitarle juego a los hilos

Algunas otras medidas que pueden ser más o menos satisfactorias son escoger bordoneras delgadas, para reducir al mínimo el número de hilos potencialmente vibrantes, o instalarle un parche inferior más grueso, que es más resonante pero menos absorbente.

En lo personal, reemplazo el bordonero de 3 Mil por uno de 5 Mil

Finalmente, tocando en grupo con varios músicos que generan notas similares al bordonero de un momento al otro, resulta casi imposible eliminar este fenómeno. Sin embargo, será justamente el sonido de esos mismos colegas el que termine por ahogar el ruidito de marras.

Un consejo final sería no tomar decisiones radicales como pegar la bordonera al parche o untarla con silicona. Esto es tan malo como recurrir a sordinas en exceso para reducir los armónicos naturales de los tambores, por lo que terminan sonando horrible.