Songo, Salsa y Latin Jazz

En los dos artículos anteriores revisamos los patrones lineales del Songo y de la Salsa. En ambos casos, hemos resaltado el rol del tumbao, y proporcionado tanto el "sticking" como las acentuaciones manuales correspondientes. Asimismo, invitamos al ejecutante a decidir libremente el ir incorporando otras partes del set de batería, a fin de dar realce, sabor y belleza a la interpretación.

Antes de profundizar en estos temas, vale la pena que hagamos un repaso histórico del papel de la batería en los ritmos afro-caribeños.

Como algunos de mis lectores ya sabrán, el songo o "son-gó" (como su nombre lo indica) deriva del son cubano. Surge como diseño rítmico de la creación de Blas Egüez y José Luis Quintana, bateristas de los Van Van, agrupación cubana liderada por el bajista Juan Formell a fines de los años 60s.

La idea original de Formell fue la de incorporar algunos elementos de jazz y rock a la música cubana, y como tal tenía que entrar la batería. Convoca entonces a Blas Egüez, el cual diseña un patrón rítmico básico que pudiera acompañar las creaciones musicales de Formell y los Van Van.

Sin embargo, Egüez abandona prematuramente la agrupación, siendo de inmediato reemplazado en la batería por el también baterista pero entonces percusionista José Luis Quintana. "Changuito" va a ser quien finalmente le de carta de ciudadanía al songo, al complementar su ejecución con nuevos elementos percutorios y variaciones propias de su doble acervo (baterístico y percusivo), con lo que lleva al nuevo ritmo a su máxima expresión musical.

Ahora bien, es obvio que la música cubana, como todas las de origen afro del caribe, son poli-rítmicas, es decir, el ritmo surge de la fusión de distintos elementos percutorios, como congas, timbales, bongós, güiros, etc. El movimiento salsero había ya comenzado en Nueva York (que, valgan verdades, es su cuna) y generaba el mayor interés de los propios norteamericanos, muy especialmente los de ascendencia latina. Sin embargo, el oido del estadounidense estaba acostumbrado a los ritmos cuaternarios ("4/4") y no a los ternarios como el "6/8". Algo había que hacer, y es el songo el que va a permitir unir estas dos corrientes, la afro-caribeña, la de ritmos ternarios, la salsera, con los ritmos cuaternarios, la del jazz y del rock.

Esta es para mi la principal contribución del songo, porque da la pauta para poder "salsear" (con pequeñas modificaciones de su patrón básico) con una batería. Evidentemente, no va a tener toda la tímbrica típica de una orquesta de salsa, pero abre el camino para que nazca lo que hoy conocemos como Latin Jazz, e incluso el Latin Rock.

Dicho todo esto, en nuestro siguiente artículo complementaremos los patrones lineales de songo y salsa con las claves de son y de rumba al incorporar el hi-hat con pedal. Con ello daremos punto final a esta serie de publicaciones sobre ritmos afro-caribeños, que espero los hayan cautivado tanto como a mí al redactarlos.