Golpe Final

Una de las cosas que todos los bateristas debemos dominar es el arte de rematar un tema musical. Y es que, a menos que se trate de una grabación, a nadie se le ocurriría irlo matando de a poquitos (en fade out). La inmensa mayoría de veces somos nosotros quienes debemos ponerle punto final a la canción con solvencia y buen gusto.

En este marco surge como elemento decisivo el Golpe Final, que se constituye en el momento cúspide de cualquier ejecución. Si lo haces bien, arrecian los aplausos; caso contrario, la audiencia queda medio confundida, y el estruendo no aparece por ninguna parte.

A propósito de esto, viene a mi memoria una brillante presentación de Saul Hudson (Slash) en un tributo a Jimi Hendrix, acompañado por Steve Winwood en los teclados, Billy Cox en el bajo y Mitch Mitchell en la batería. Resulta ser que al terminar de tocar Hey Joe, en el último instante, el baterista mete un golpe de platillo algo atrasado y sin acompañarlo del bombo.

Por si fuera poco, escogió mal el plato, aparentemente un splash o un pequeño crash. La cosa es que sonó horrible, y es por tal motivo que decidimos redactar esta pequeña nota acerca de un tema que, aunque pudiera parecer algo trivial, es de la mayor importancia.

Para el golpe final debemos incluir un buen golpe de bombo y los dos crashes. Si bien pareciera que se tocan al unísono, lo ideal sería que lo hagamos en el siguiente orden:
  1. crash derecho o accesorio (más intenso)
  2. bombo (buena patada)
  3. crash izquierdo o principal (menos intenso)
En efecto, debe existir una ínfima diferencia de tiempo entre estos tres golpes. En cierto sentido, esta leve asincronía constituye una medida de relleno y engorde. A propósito, esta técnica no es mía; se la he visto hacer a Dennis Chambers un montón de veces, aunque nunca hable de ella.

En caso que cuentes con un solo crash, el segundo platillazo podrás reemplazarlo con tu hi-hat, ya sea que lo percutas o lo acciones con pedal. Esto último también vale para reforzar el segundo estallido, en el supuesto que dispongas de ambos crashes.

Lo que venga después ya es cuestión de cada quien: un par de rim shots, un remate a punta de platillos o quizás un cuartillo a lo Ginger Baker; por último, pueden dejar las cosas así y no hacer nada más.