Términos Subjetivos

Desde que nos iniciamos en el mundo de la ejecución musical escuchamos a nuestros pares hacer uso de una serie de vocablos referidos al sonido, de los que generalmente no habíamos oído hablar jamás. Algunos de ellos los iremos aprendiendo en los textos, o apelando a un diccionario musical, en tanto que otros surgirán de nuestra interacción con colegas más experimentados.

En efecto, siempre existe una especie de "jerga" entre todos los ejecutantes, apelando a términos que son meramente subjetivos. Y es que se suele cumplir la regla de que ciertos patrones sonoros producen sensaciones comunes a los oyentes, casi de manera determinista. Si bien escapan a la esfera musical, algunos ejemplos inequívocos al respecto son el desagradable chirrido de una tiza razgada sobre una pizarra o el susto que nos provoca un grito.

Aprovechando tales conceptos, se ha intentado adjetivar el sonido, recurriendo a términos que pueden resultar menos técnicos pero más descriptivos. Obviamente, el relativismo está presente, como en toda apreciación subjetiva. pero lo mismo ocurre con el olfato, la vista y el gusto, cuando un catador emite opinión respecto a los caracteres organolépticos de un licor.

En el caso de la batería, existen una serie de términos a los que apelan los fabricantes de baterías y sus accesorios, cuando no otros bateristas, a fin de darnos una idea cabal de las propiedades sonoras de ciertos parches, algunos platillos o determinadas maderas. Así podemos tomar como ejemplos los siguientes sonidos:

  • Apagado: amortiguado, como el de un parche asordinado.
  • Cálido: destacan tonos graves y armónicos fundamentales.
  • Cortante: agudo y muy corto, como el de un platillo splash.
  • Brillante: agudo y más prolongado, como el de un thin crash.
  • Profundo: grave y levemente prolongado, como en los tomes.
  • Retumbante: muy grave y con resonancia, como en el bombo.

A los más interesados en el tema, me permito recomendarles revisar el Glosario de Términos Subjetivos publicado en la edición de Marzo de 1997 de la revista Pro Audio Review. El artículo original está en inglés, pero en la red se pueden ubicar algunas traducciones más o menos decentes al español.